Numa nace de una idea sencilla:
hacer las cosas bien, sin disfrazarlas.
Después de años trabajando en hosteleria, sabíamos lo que no queríamos: rapidez sin alma, cartas por moda, platos sin identidad.
Numa no es una copia de nada. Tampoco busca ser algo pretencioso. Es simplemente nuestra forma de hacer las cosas: con atención, con criterio, y con respeto por lo que servimos.
Nos gusta la técnica, pero no el artificio.
Nos gusta la tradición, pero no el estancamiento.
Por eso fusionamos, mezclamos y probamos, pero sin olvidar lo esencial: el producto y el sabor.
Cada plato que sale de cocina ha sido pensado.
No queremos sorprender con humo. Queremos que vuelvas por el sabor.
El espacio también importa.
La luz, la música, el ritmo del servicio. No hemos llenado el restaurante de mesas. Hemos dejado aire.
Porque comer bien también es tener sitio, tiempo y paz.
Numa no pretende gustarle a todo el mundo.
Pero si valoras la calma, el detalle y la cocina hecha con cariño, ojalá te sientas como en casa.